"Muerte y destrucción": el misionero español en Sudán relata cómo está el país tras un año de guerra

Desde que estalló la guerra en abril de 2023, el número de desplazados roza las nueve millones de personas y los 23.000 fallecidos

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Un año después de que estallasela guerra civil en Sudán del Sur,el número de desplazados roza las nueve millones de personas y 23.000 fallecidos. Naciones Unidas asegura que la situación del estado africano es una de las mayores crisis humanitarias del mundo, aunque los medios de comunicación no pongan el foco en el conflicto.

Se estima que cinco millones de sudaneses sufren los efectos del hambre. El Papa Francisco en algunas ocasiones ha denunciado la crisis provocada por la guerra que enfrenta a dos ejércitos. La última vez que un Pontífice estuvo en Sudán del Sur fue Juan Pablo II en 1993, un país donde el 98% de la población profesa la religión musulmana.

El misionero español en Sudán, Jorge Naranjo,ha relatado en 'Ecclesia al día' la situación de Sudán, donde buena parte del territorio es un verdadero campo de batalla como la capital y otras grandes ciudades: “El número de desplazados supera los ocho millones de personas a otras zonas y esto conlleva problemas de alimentación y trabajo”, ha advertido el comboniano.

Las escuelas han estado cerradas en buena parte de Sudán del Sur durante este año, aunque por suerte desde mediados de abril algunas zonas han retomado sus clases, sobre todo en territorios de la orilla del Nilo. No obstante, Naranjo lamenta que “el hambre, la falta de educación, la muerte y la destrucción de infraestructuras” marcan el día a día.

En cuanto a la realidad de la Iglesia en Sudán, también es complicada, con parroquias que se encuentran en zonas donde no se batalla, por lo que su labor se centra en la acogida de los desplazados, tanto cristianos como musulmanes: “Hay parroquias donde no hay sacerdotes porque tuvieron que salir amenazados y los catequesitas son los que reúnen a la comunidad cristiana los domingos”, ha comentado Naranjo en 'Ecclesia al día'.

Dentro del drama, hay algunos brotes verdes, como haber logrado retomar las clases universitarias en Jartum, la capital de Sudán, en la que trabaja el misionero español: “Si no se ofrece un futuro a estos estudiantes la solución es unirse a uno de los dos ejércitos y esto perpetúa el conflicto, y los refugiados no tienen fácil continuar con su recorrido académico al no tener documentos que atestigüen el recorrido precedente”.

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